Nos encantaría recibir tus comentarios!!!
Puedes hacerlo al final de la publicación de cada día.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Cuarto Domingo de Adviento



 
Lc 1, 57-66
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
 Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Éste pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan".
Todos quedaron admirados y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?".
Porque la mano del Señor estaba con él.

 


El posadero de belén

¡He!, Tú, ¡posadero! ¿No habrá una habitación para esta noche?
- Ninguna cama libre. Todo lleno.

Y Dios pasó de largo, qué pena posadero.
Todo hubiera sido de otro modo: las estrellas columpiándose  por tus aleros; los ángeles cantando en tus balcones; los Reyes magos perfumando tu patio con incienso, y en tu fonda, el divino alumbramiento.
Pero: “No queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”.

Y Dios pasó de largo, ¡Qué pena, posadero!
Hubieras liquidado, por cierre, tu negocio.  
No hay sitio para huéspedes, cuando Dios está dentro.
Dios va ocupando habitación tras habitación, hasta invadir el corazón entero. Cerrarías la fonda, pues Dios te reclamaba toda tu casa para el Evangelio.
Pero: “No queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”.

Y Dios pasó de largo,  ¡Qué pena, posadero!
 El Evangelio empieza ante la puerta de una fonda en Belén. Y un posadero.
Y el Evangelio sigue  reclamando hospedaje:
- “Sólo para esta noche”.
- “No hay sitio: todo lleno”


Será mía la fonda? ¿seré yo el posadero?
La mano que llamaba a mi puerta, ¿no sería la estrella de Belén  con aserrín de carpintero?

Si ya no tengo sitio. Y si está todo lleno.

Si Dios pasó de largo ¡Qué pena posadero!

Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.









Jesús, quiero tener pronto el pesebre en mi corazón para que vuelvas a nacer allí en esta Navidad

1 comentario: